miércoles, 20 de junio de 2012

18 LA PROMESA


Con el corazón arrugado, entré en la última tienda de la lista. Las palabras me salían cada vez más débiles, sin esperanza, por el contrario, los ojos delataban cada vez más la hinchazón del llanto contenido. Cuando la dependienta me confirmó que tenía el número y el modelo que le pedía, casi me desplomo allí mismo y doy al traste con mi plan. Abrigué la caja sin envoltorio al amparo de mi pecho, y salí a la carrera. Un conocido me dejó entrar bajo juramento de no delatarlo. En la sala dos cajas: una pequeña, la otra grande. Dos cuerpos: uno respirando, el otro no. Arrebaté los pies a las molestas pantuflas, el frío me recorrió las manos intentando persuadirme sin éxito. Con cuidado, le coloqué las soñadas zapatillas rojas y trencé un enorme lazo de seda a la altura de los tobillos. Al cobijo del silencio de la morgue, miré su rostro. Os juro que me sonrió, mi abuela me sonrió.


2 comentarios:

  1. Se me había pasado este!!!!
    Menuda hazaña para cumplir la promesa. Me gustan tus finales. Vas dando información, y vas hacia adelante sin saber dónde. Y cuando llegas al final, todo encaja perfectamente, como las zapatillas rojas.
    Yo también estoy seguro de que sonrió.
    Anoder abreis.

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  2. Bonito modelo. Excelente la comparación de cajas. Un beso.

    Anonia

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